top of page

Cuando cayeron las primeras bombas, no nos lo podíamos creer. No era porque no sabíamos que había una guerra, la escasez de la comida nos lo recordaba cada día. Pero nos aseguraron que no llegaría hasta aquí. En el momento en que la tierra paró de temblar nos quedamos todos quietos, pero de repente todos estábamos en movimiento corriendo hacia el sótano, cogiendo cosas necesarias como la poca comida que nos queda, mantas y cojines, y las horribles mascaras de gas.
Fui la última en llegar al sótano, procurando que no quedaba nadie arriba. Al bajar las escalera, todo estaba oscuro, pero se veía perfectamente los ojos de familiares y amigos, y todos reflejaban miedo, menos unos. Esos fueron los que busqué enseguida, y cuando cruzaron nuestras miradas me sentía mejor, como si todavía teníamos control sobre la situación.
Después de un día encerrados en el sótano, decidimos Anthony y yo subir a ver que quedaba por ser destruido y quien faltaba por morir.
Al salir por la puerta no nos lo podíamos creer, casi todo estaba destruido, había gente corriendo de un lado a otro, gente herida en, unos gritando otros esperando a la muerte silenciosamente. Era una escena de tristeza, desesperación y destrucción. Anthony y yo después de unos momentos para asimilar lo que estábamos viendo corríamos a ayudar.
Por la tarde volvimos a casa y contamos a los demás todo lo que había ocurrido. Decidimos que sería mejor quedarnos un tiempo en el sótano por si acaso. Por la noche cayeron más bombas, y sonaban tiros de pistolas. Abrazada a Anthony me sentía más segura, pero no bloqueaban todos los ruidos, de la explosiones de las bombas y los gritos de la gente. Había una guerra justo encima de nuestras cabezas.
Era hora de desaparecer. Ningún alemán dejaría en paz a un judío. Empezamos a planear nuestro escape, pero éramos demasiados para ir en un grupo, sería más seguro separarnos en dos.
La próxima noche fue muy dura, despedirnos de nuestros familiares y amigos sabiendo todos que igual sería la última vez que nos viéramos. El primer grupo se fueron esa noche a una casa que los escondería a las afueras de la ciudad, pero dependían de la ayuda de nuestros vecinos para poder llegar hasta allí. Nosotros nos iríamos la próxima noche.
El próximo día pareció ser eterno, no hubo ninguna pausa entre los disparos. Cuando empezó a anochecer nos preparamos para nuestra salida. De repente escuchamos pasos arriba. Solo había una forma de salir, y era por las escaleras que llevan a la cocina y después por la puerta de atrás. Estábamos atrapados.
Anthony y yo nos miramos, tenemos que intentarlo, no íbamos a morir sin luchar. Nos armamos todos como podíamos, teníamos dos pistola y una escopeta y éramos cinco. Anthony y yo teníamos pistola, su hermano la escopeta y mi madre y mi hermana iban detrás. Los pasos se oían cada vez más altos, se iban acercando más. Subimos las escaleras silenciosamente, preparados para disparar. Abrimos la puerta y allí está, un soldado alemán, apunta la pistola hacia nosotros, pero  Anthony llega antes i dispara, una, dos veces. Ahora seguro que vienen a por nosotros. Sin mirar a ver si está muerto corremos hacia la puerta.
Corriendo por la calle estrecha de atrás, nos siguen dos soldados. Disparan unas cuantas veces pero fallan porque justo giramos la esquina. No sabemos dónde ir, de quien confiar, ya que alguien les habrá contado que vivíamos allí. No les culpo, esconder a judíos se castiga con muerte a ti y a tus familiares. Enseguida están detrás nuestro y vuelven a disparar. Oímos un grito, me giro y veo a mi madre en el suelo. No sé que hacer, si me paro muero yo también, y no hay nadie que cuide de mi hermana, con una mirada más hacia atrás cojo la mano de mi hermana y empiezo a correr sin pensar, y intento controla la ola de desesperación y tristeza que empieza a subir de dentro.
Esos segundos en que me paré les han servido a los soldados, que están casi encima nuestro, vamos a morir todos. En la próxima esquina tomo mi decisión. Me paro y cuando giran la esquina los soldados alemanes, disparo con los ojos cerrados. Ellos no se esperaban esto y caen al suelo muertos. Anthony está enfadado, era peligroso y estúpido lo que había hecho pero no había vuelta atrás. Sin mirarle seguimos corriendo, pero era peligroso podría haber soldados en la próxima esquina. Vimos unas escaleras que subían al tejado de una casa, y sin pensarlo dos veces subimos de uno en uno rápidamente. Era peligroso saltar de tejado en tejado pero más seguro que por el suelo.
Saltando de tejado en tejado oímos unos gritos en alemán debajo nuestro, sabían que estábamos allí. Empezaban a subir y nosotros seguíamos corriendo, esta vez eran más. En segundos estaban detrás nuestro. Corríamos y corríamos buscando un lugar donde esconder. Pero después lo vemos, una casa había sido bombardeada, no había tejado al que saltar ni ningún lugar por donde escapar. Nos giramos hacía los soldados y apuntamos nuestras pistolas, no íbamos a morir sin luchar.

Angustia

bottom of page