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Al principio de los años treinta,  un grupo de estudiantes  españoles decidió preparar una fiesta para celebrar el final del curso. Se reunían todas las tardes los mismos de siempre Carlos, Javier, David  y  Gustavo en el bar de Don Antonio y Elena, Isabel y  Soledad en la tiendecita de comestibles de la madre de Elena . Las pandillas llevaban muchos años de amistad ya que todos vivían en el mismo barrio.  Estaban contentos por finalizar las clases pero también sabían la situación por lo que estaban pasando y los rumores que llegaban sobre una posible guerra. 
Como era típico de su edad, los chicos rondaban a las chicas en especial Carlos y Javier, mientras David era el chico mas tímido del grupo. 
Llego el día de la fiesta, las chicas llevaban sus mejores vestidos y los chicos sus mejores trajes era un evento único. Isabel  llevaba un vestido color turquesa con un lazo blanco recogiendo su larga melena, Elena destacaba su piel morena con un vestido color rojo que le había echo especialmente su abuela y Soledad lucía un vestido de color blanco adornado con flores celestes.
David sabia que esa fiesta era una buena oportunidad para acercarse a Soledad , chica de la cual estaba enamorado desde hace tiempo, y decidió aprovechar la ocasión,  en cuanto la orquesta hizo sonar sus primeras notas se acercó a Soledad y  la invitó a bailar. Aunque ella no se había fijado en él aceptó con gusto la invitación.  Aquella noche fue maravillosa, hablaron, bailaron y rieron, parecía que nada lo podía estropear.
A partir de aquella noche dejaron al lado la amistad y se convirtieron en una pareja inseparables.  Tras años de noviazgo David pidió la mano de Soledad a su padre, porque su gran ilusión era formar una familia con ella.
Pronto los rumores se hicieron realidad, a pocos meses de la boda David fue llamado a filas para cumplir con su deber, convertirse en un gran soldado. Fue uno de los peores momentos de su vida, tenia que decirle a Soledad que tenia que marcharse y que no estaba seguro de cuando volvería.  Aquella misma noche se lo dijo y una gran tristeza ocupó sus corazones, el miedo de perderlo haría que Soledad enloqueciera.
Llegó el momento de la despedida y sólo se prometieron escribirse cartas cada semana, él la mantendría  informada de sus vivencias.
Tras varios años de guerra y de decenas de cartas el 1 de abril del 1939 llegaban a casa de Soledad las mejores noticias: la guerra había terminado.  Ya sólo faltaba el regreso de su prometido,  que llegaría en unos días. Ese momento se hacia esperar y David no regresaba, cuando un día de mayo, tras la llegada de varios soldados al barrio lo único que llegó a las manos de soledad , fue una triste carta donde se mencionaba el fallecimiento de David en el ultimo enfrentamiento. 
Soledad cayó al suelo y nunca más volvió a ser la misma.

​Amor y Tristeza

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